#RAYUELA EN ÉPOCAS DEL HASHTAG

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Buenos Aires SOS.- 30 de mayo de 2011.- (Por Beatriz Chisleanschi).- En el Capítulo 68 de su obra Rayuela, el escritor argentino Julio Cortázar inventó el “glíglico”, una estructura sintáctica normal pero con una forma de lenguaje en el que las palabras carecen de sentido pero se comprenden por su sonido:

«Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias».

Lejos de La Maga y del París de Rayuela, y en un espacio menos tangible pero con mucho más habitantes, nuevos códigos y formas comunicacionales han surgido al calor de la web 2.0, 3.0 y de las Redes Sociales.

Quizá sin la cadencia del lenguaje gíglico cortaziano, y más cercano a una especie de acronimia digital, ingresar en el mundo tecnológico significa entrar a un mundo de importantes cambios lingüístico-comunicacionales.

Estas modificaciones en las formas de escribir nos devuelven, desde algún lugar, a los orígenes de la escritura. El sistema ideográfico, los jeroglíficos, los logogramas parecen haber regresado de la mano de los emoticones, de los gifs, de los smileys, de los @rrobas o de los #hashtags.

Las reglas ortográficas, que en la lengua española hacen su aparición en el reinado de Alfonso X, el sabio, en el siglo XII y que alcanza mayores precisiones entre los siglos XV y XVII, surgen por una clara necesidad de unificar criterios que facilitaran la comprensión del texto escrito. El desorden de la escritura previo a la presencia de las reglas idiomáticas, cobran vida y renacen con los MSN, la brevedad del Twitter o la comunicación del Facebook.

TKM, por Te quiero mucho, KTL, por ¿qué tal?,Wnas, por buenas o Bss, por besos, son algunos ejemplos del lenguaje abreviado que transita por los millones de mensajes que a través de los teléfonos celulares o los messenger se envían diariamente.

Si el Facebook se caracteriza por la posibilidad de encontrar gente y de mostrarle al mundo la vida de quienes adhieren a esta Red Social, el Twitter lo hace, no sólo por su posibilidad de mensajería rápida y acotada, epicentro de variopintas opiniones, sino por la introducción de Trending Topics.

Los Trending Topics son las palabras claves utilizadas con mayor frecuencia en el Twitter, los keywords que se han puesto de moda. Para enterarse de todo lo que pasa en la twittósfera, existen los Twitscoop; el Twitter Search permite encontrar las palabras claves más hot y el Summizer facilita la búsqueda en Twitter para los poseedores de Iphone.

En tanto, los blogósferos utilizan tags para organizar y compartir información con otras personas, de gran uso para el canal de videos youtube, para organizar un post (acrónimo inglés de Power On Self Test: autodiagnóstico al inicializar el componente de entrada o salida de una computadora) o para ubicar fotos en redes como Flickr. Estos tags se han convertido para los twitteros en #hashtags. Agrupadores y organizadores de contenidos se construyen utilizando una o varias palabras claves. Si son varias, como en las direcciones de correo electrónico, se escriben todas juntas, en minúscula y sin espacio y se les antecede el signo #, llamado numeral, almohadilla o michi.

Así, por ejemplo, en movidas sociales como la que se está produciendo en estos días en España, #democraciarealya, #acampasol, #spanishrevolution o #tomarlaplazaya son algunos de los hashtag que se han impuesto.

La variabilidad en la utilización de la lengua, los nuevos códigos comunicacionales y las nuevas formas de vincularse y relacionarse nos colocan en un período de importantes cambios que requieren de una permanente actualización para no quedar afuera.

Sin embargo, algunas preguntas surgen inevitable, ¿Cómo sería Rayuela en épocas del hashtag?, ¿De qué se hubiese privado la humanidad si lejos de los muchos libros en uno que encierra tan bella obra, Julio Cortázar se hubiese dedicado a escribir en Twitter? Preguntas retóricas. Tal vez don Julio nos hubiese deleitado igual con su gran libro, mientras que por la red social del pajarito un nuevo hashtag estaría surgiendo: #todossomosfanaticosderayuela.

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