La vida de Mama Antula está ligada a la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Constitución
— 14 febrero, 2024 0 25
En el convento de Mama Antula hay un movimiento constante de monjas y de laicas. Viven un gran acontecimiento: el papa Francisco convirtió en santa a María Antonia de Paz Figueroa (1730-1799), una de las mujeres más audaces del siglo XVIII.
Su vida está ligada a la Santa Casa de Ejercicios Espirituales de Constitución donde atesoran sus pertenencias. La beata es recordada por difundir las oraciones jesuíticas y por ser una mujer muy culta e independiente, considerada la primera escritora del Río de la Plata.
La Santa Casa es una de las construcciones coloniales más antiguas y emblemáticas de la Ciudad de Buenos Aires. Tiene casi 250 años de antigüedad y es para muchos un oasis de paz en medio del caos del centro porteño. Con entrada por avenida Independencia, ocupa casi toda la manzana comprendida por esa avenida, Lima, Estados Unidos y Salta.
Por ese lugar pasaron casi todos los hombres de Mayo y otros próceres de nuestra historia. Allí estuvo Mariquita Sánchez, la del himno, castigada por su romance prohibido con el señor Thompson. También Camila O’ Gorman iba a ser recluida allí en castigo por su fuga con un sacerdote, pero fue fusilada antes de su traslado. Hicieron los ejercicios ignacianos en ese lugar Liniers, Saavedra, Belgrano, Castelli, Moreno, Rivadavia y, más tarde, Rosas y su hija Manuelita, Alberdi, Mitre y muchos más. Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola son una secuencia ordenada de meditaciones y contemplaciones basadas en el libro del santo. Se los considera un modo de examinar la conciencia, meditar, razonar, y contemplar.
Con el tiempo, las beatas del claustro se convirtieron en monjas bajo el nombre de Sociedad Hijas del Divino Salvador, y siguen al frente del lugar junto a algunas laicas. En el sitio se continúan realizando los retiros espirituales impulsados por Antula. Sus 95 celdas, con dos camas cada una, pueden albergar a casi 200 personas.
En Constitución se conserva en perfecto estado la celda o aposento donde vivió y murió Paz Figueroa. En ese lugar se puede ver la túnica, su tradicional bastón con forma de cruz que llevaba consigo a todos lados, y un leño que fue utilizado como señal en su sepulcro. Sus restos fueron hallados el 25 de mayo de 1867 en la Basílica de Nuestras Señora de la Piedad en Buenos Aires. Al morir en 1799, luego de ser apedreada por continuar sin permiso la obra de los jesuitas, dejó un testamento en donde expresaba su voluntad de que la casa de Buenos Aires sea llevada adelante por mujeres.
En el año 1790, comienza la construcción de la Santa Casa con los medios que tenía a su alcance. Por eso la arquitectura es austera, típica del estilo colonial de la época. Fue levantada con la autorización del virrey Vértiz y del Cabildo para recibir a un gran número de ejercitantes. El estado general de conservación del conjunto religioso es bueno: en el 2017 el gobierno porteño renovó e iluminó su exterior.
La construcción cuenta con ocho patios, los faroles alumbran varios pasillos internos con vigas de madera, que conducen a las distintas capillas, el comedor y la cocina. Se observan imágenes religiosas que datan del 1800 y los pisos son originales. En una de las capillas se encuentra una de las primeras figuras traídas a Buenos Aires de San Cayetano, encargada por Antula a Europa, una fiel seguidora y quien se encargó de difundir su palabra.
La construcción fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1942. A lo largo del siglo XIX y XX se sumaron nuevos sectores destinados a niñas y mujeres; la casa de rehabilitación; el colegio para y la casa de reclusas. De la obra original se conserva el primer claustro con la capilla y la habitación donde murió María Antonia de la Paz y Figueroa.
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