Buenos Aires Sos (BAS).- Abril 2008.- (Por Guillermo Denis).- El 9 de julio del 2007 los porteños se encontraron, luego de 100 años, con una nevada en plena ciudad y en cada uno de sus barrios. Hoy 18 de abril, del 2008, otro es el acontecimiento que envuelve a millones de personas: un incendio (¿intencional?), iniciado en la zona del Delta, hace que el humo deje a Buenos Aires bajo una neblina masiva, que ingresa sin permiso alguno a los domicilios y a cada lugar de trabajo.
Hace nueve meses la imagen de un Obelisco nevado y miles de personas jugando con la nieve en cada barrio recorrió el planeta y las emociones de los porteños, que eran espectadores de un fenómeno natural, los puso (raramente) bajo un estado de alegría común.
Hoy el monóxido de carbono, que contiene el humo proveniente del norte de la provincia de Buenos Aires y de Entre Ríos, deja en un estado distante las algarabías masivas producidas el año pasado.
No sólo se cuadriplicó el monóxido de carbono, también se elevaron los índices de stress, irritación en las conductas, los ojos, las mucosas nasales, se cortaron rutas, calles, clases en algunas escuelas y no faltaron los rápidos de reflejo que en plena peatonal de la calle Florida ya comenzaron con la venta de barbijos.
Buenos Aires Ciudad Humo. Buenos Aires cambiando- al ritmo acostumbrado de su cotidiano vértigo- los humores de millones de porteños, quienes además de soportar la molesta neblina, ya tóxica, tienen que lidiar con el ingreso sin permiso alguno de ella a sus domicilios y trabajos.
Buenos Aires Ciudad Humo. Ahora con sus noches donde el olor a ramas quemadas predominan, y en rara mezcla con el hollín ponen, a algunas calles céntricas, al borde de los niveles más altos de polución.
Buenos Aires Viernes Humo. Los conductores de TV recomiendan quedarse en las casas ¡hoy viernes porteño!. No salir, cuidarse, no hacer ejercicios ( ¿el amor estará incluido’).
¿Qué harán los fuelles?
¿Dónde irá la pendejada ardiente?
¿Qué de los caminadores nocturnos?
¿Qué habrán resuelto los fantasmas de la ciudad?
Quizás habría que poner en cadena «Viejo Ciego», de Homero Manzi, y dejarse llevar por su melodía y su letra cuando dice:
Con un lazarillo llegás por las noches
trayendo las quejas del viejo violín,
y en medio del humo
parece un fantoche
tu rara silueta
de flaco rocín.
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,
al ir destrenzando tu eterna canción,
ponés en las almas
recuerdos añejos
y un poco de pena mezclás al alcohol.
A ver, viejo ciego,
tocá un tango lerdo
muy lerdo y muy triste
que hoy quiero llorar.
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