DESALOJAR: EL NUEVO DEPORTE DE MODA EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

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Buenos Aires Sos.- Agosto 2009.- (Por Daniela Bonamino).- Huerta Orgázmika, Centro Cultural Almagro, Trivenchi… ¿y ahora qué pasa? El colectivo de trabajo artístico Sexto Cultural puede quedar en la calle junto a las 50 cooperativas y 300 familias agropecuarias que venden sus productos en el predio de la estación Urquiza al que accedieron por un comodato del Onabe y que en los últimos diez años convirtieron en un espacio cultural, artístico, laboral, sanitario y social fundamental para el barrio porteño de Chacarita y sus alrededores. Eso o tendrán que pagar cien mil pesos de alquiler mensual.

 

“El desalojo no significa sólo abandonar el edificio: también implica destruir todo el trabajo social que hicimos en estos 10 años, ocupando espacios que el Estado dejo vacíos”, denunció Federico Arce, integrante de la Mutual Sentimiento, una de las 22 organizaciones que trabaja en el predio de la estación Federico Lacroze. ¿Por qué alzó la voz? Por un episodio más de la serie llamada “Desalojo a la Cultura”, donde ya se pudo ver, entre otros capítulos, el de la Huerta Orgázmika de Caballito, el del Centro Cultural Almagro y el del Trivenchi, entre otros. Esta vez el desalojo golpeó la puerta del sexto piso del viejo edificio en el que se desempeña el Sexto Cultural, cooperativa de trabajo artístico que funciona hace 5 años dando talleres a la gorra y espectáculos de diferentes disciplinas de manera autogestiva y a voluntad. (Fuente:http://agencianan.blogspot.com)

Lamentablemente, esta nota carece de novedad debido a que en la Ciudad de Buenos Aires se viene llevando a cabo una serie de desalojos de colectivos culturales que fueron construidos a partir del trabajo conjunto de personas que se organizaron para “remendar” los espacios que el Estado fue dejando ausentes en la etapa de privatizaciones de los 90. Pero en este caso, todo el edificio se encuentra con pedido de desalojo en un lapso de 15 días. Con él se ven en riesgo los 96 puestos de empleo, las 300 familias agropecuarias que venden sus productos, las 50 cooperativas que gestionan sus reuniones en el predio y unos 5 mil asociados que reciben atención en salud y asesoría legal.

Arce aclaró que lo “contradictorio” de la situación que conlleva el desalojo es que hace un par de años la ONABE (el Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado) les otorgó un contrato de concesión de comodato para que la mutual pudiera llevar adelante emprendimientos de economía social en ese predio. Así se comprueba, según Arce, que “reconocían” su trabajo y “apoyaban” su estadía en el lugar. Bajo ése paraguas se amparan las sucesivas manifestaciones artísticas que se están realizando en diferentes puntos de la ciudad con el fin de luchar contra los desalojos.

El viernes por la noche, por ejemplo, la “función artística” ocurrió en el barrio porteño de Chacarita, en la sede de la mutual y bajo el lema “Circo, lucha y resistencia”. El edificio ubicado sobre Lacroze estuvo vestido de banderas que abogaron por la resistencia y la lucha, y mientras sonaban las bandas que se solidarizaron con la causa porque la consideraron “una causa de todos”, malabaristas, acróbatas y nenes bailando abrazaron este reclamo que supo expresarse con todo el arte que construyen a diario, desde su fundación en 1998 por parte de un grupo de ex-detenidos y exiliados políticos de las dictaduras militares.

Desde el comienzo, la intención fue “remendar” aquellas áreas de trabajo que expresaban el deterioro de la trama social, económica y política del país y de la región. Fue así que encontraron en el viejo edificio de la estación Federico Lacroze –ex Línea Urquiza– el lugar adecuado para apuntalar una fuerte labor social. Sin embargo, lo que llama la atención no es el edificio físico sino el simbólico, que alberga espacios culturales, educativos, comunicativos, recreativos y de salud. Hacer un recuento minucioso de lo que se desarrolla dentro del predio sólo serviría para evidenciar que el desalojo es la contracara de la amenaza por parte del Estado de aniquilar esos espacios que dejó huérfanos en época de privatizaciones.

Un viejo edificio que fue rechazado por las empresas privadas en los ‘90 por “inservible y costoso de mantener” y, abandonado por el Estado, se convirtió en una gran red social constructora y contenedora de las necesidades de todos los ciudadanos. Y esto no se dio de manera azarosa. Se logró con el esfuerzo y el trabajo de todos los que hace 10 años perpetúan un espacio que había quedado en el olvido. Pero a pesar del reconocimiento que alguna vez tuvo el lugar por parte de los organismos del Estado, en junio de este año la Administración De Infraestructura Ferroviaria (ADIF) –que reemplaza a la Onabe– envío una carta documento solicitando la «restitución del inmueble».

La situación actual es una encrucijada: la respuesta obtenida de la reunión con los representantes del Ministerio de Planificación Federal fue que paguen un alquiler de cien mil pesos mensuales. Una respuesta irónica, ya que para los miembros de la mutual es imposible costear ese alquiler. “La situación es muy complicada, pero van a seguir en la lucha y la resistencia”, aseguró Arce. Luego, precisó que se mantendrán en vigilia de los nuevos acontecimientos y que su agenda estará condicionada día a día, a la expectativa de lo que pase.

Mientras tanto, buscan las herramientas legales para lograr una defensa y luchar por la reivindicación del reconocimiento que el mismo Estado que hoy les da la espalda supo otorgarles años atrás.

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