Denuncian la muerte de casi mil árboles en espacios públicos porteños
— 7 febrero, 2022 0 33
El relevamiento, realizado y difundido por las organizaciones sociales Basta de Mutilar y Casco Histórico Protege, se suma a denuncias de larga data sobre las políticas de arbolado porteñas, las cuales apuntan a que abundan la tala y la poda, mientras escasea o es nula la manutención, en un marco de crisis climática creciente a nivel global e insuficiencia de espacios verdes a escala local. Desde la administración porteña responden que «hay que esperar» y ver la evolución de esos 947 árboles sin hojas ni brotes.
«Todo empezó con el Paseo del Bajo –cuenta un integrante de Basta de Mutilar y Casco Histórico Protege, que prefiere no dar su nombre- Veíamos que las plantaciones que se hicieron en 2019, cuando se inauguró, se estaban secando. Veíamos que en los canteros centrales estaban muriendo demasiados, esa fue la primera vez que dijimos ‘hay que hacer relevamiento'».
En un primer momento se hizo un conteo de todo lo plantado allí, tanto en canteros como en veredas, así como de los ejemplares sacados: a través de Google Maps, cotejaron imágenes para detectar ejemplares faltantes. En enero de 2020 volvieron para chequear cómo evolucionaban los árboles: «Había muerto un tercio de los plantados en los canteros. En el segundo año, en enero de 2021, casi el 60%. Y este año, el 77% de los árboles de los canteros estaban muertos».
Muchos de los ejemplares de esa zona son álamos, especie que «requiere mucha agua al principio. Los especialistas consultados concordaron en que había excedencia de sol, falta de riego, y el sustrato que no era el adecuado. Además detectamos que para el área de canteros no tenían adjudicado mantenimiento en la primera etapa. En las veredas sí, pero de los árboles de los canteros no se ocupaba nadie». De los 502 árboles plantados originalmente, sólo sobrevivieron 114.
Con ese antecedente sobre lo ocurrido con los árboles del Paseo del Bajo, obra emblemática de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, las organizaciones decidieron poner la lupa sobre otras áreas con arbolado nuevo. Apuntaron entonces a los álamos de Costanera Sur: 815 ejemplares plantados a mediados de 2021.
«Hubo una gran movida mediática por esas plantaciones –recuerda uno de los referentes de los relevamientos- Uno piensa ‘lo van a cuidar, a regar’. Pero con el correr del tiempo veíamos que se estaban muriendo ahí también. En enero relevamos y fue atroz. En seis meses se murieron 68% de árboles: 559 ejemplares«. Y pronostica que «se van a seguir muriendo, porque los que ya tienen poquitas hojas los contamos como vivos, pero sin mantenimiento se van a morir».
El experimento se repitió en Parque Tres de Febrero y Parque de las Américas. «En la pandemia de repente aparecieron un montón de árboles plantados de diferentes especies y lo curioso es que veíamos que algunos ejemplares eran grandes para ser recién plantados –diámetro de 10 o 15 centímetros- pero nos llamó la atención que estaban mochados, no tenían ramas. No sabemos por qué se plantó así».
En esos parques, contaron que la mitad de los árboles plantados en pandemia estaban muertos.
A esto se suma la situación específica de los eucaliptus, atacados por la plaga del insecto Glycaspis brimblecombei, originada en Australia y diseminada por todo el mundo. «Hace años los venimos viendo con pocas hojas, la plaga va succionando la savia y el árbol va perdiendo hojas y se va muriendo. En este relevamiento vimos que en el sector del lago del golf había 19 eucaliptus grandes muertos», dice el ambientalista.
Y aporta otros datos, por fuera de las zonas relevadas en detalle, como la muerte de 9 de las 10 tipas plantadas sobre avenida Libertador en la zona de la Embajada de Chile. «Está a la vista. Es muy repetitiva esta situación. Sería bueno que el esfuerzo y los dineros para el arbolado sean también para mantenimiento. Las plantaciones, más allá de lo decorativo, de que nos guste ver los jacarandás y las tipas en fotos de Instagram, tienen una función primordial en medio de la crisis climática y eso no está siendo tenido en cuenta».
Desde el Gobierno de la Ciudad, en tanto, destacan que plantaron «más de 16 mil árboles en 2021» y aseguran que se está haciendo un seguimiento de los ejemplares nuevos y lleva tiempo su adaptación o recuperación. «Por fuera parecen tener esa condición (estar secos) pero hay que esperar», dicen ante la consulta de esta agencia sobre los datos de Costanera Sur y Parque Tres de Febrero.
Para el arbolista e ingeniero agrónomo Carlos Anaya «no es correcto» ese planteo oficial. Entiende que «puede haber excepciones, que algún árbol que hoy parezca sin hojas pueda llegar a brotar, pero es raro».
Anaya considera además que un árbol con brotes en la base o el tronco «no es un árbol para calle. En el mejor de los casos, va a transformarse en un arbusto. Si la copa está seca y de pronto sale un brote de la base o del tronco, es un árbol seco. No cumple el estándar de un árbol de alineación de calle».
Al especialista no lo sorprendieron los resultados de los relevamientos de Basta de Mutilar y Casco Histórico Protege. Cuando hizo sus propios registros, en Caballito, se encontró con un panorama similar.
«Estuve trabajando el año pasado con este tema. Relevé alrededor de 400 cuadras. Habían comenzado con las plantaciones en junio y en su momento hice un informe cuando empecé a ver errores en las plantaciones. Se lo envié al jefe de Gobierno, a Florencia Valía (al frente de la Dirección General de Espacios Verdes y Arbolado, que depende de la Subsecretaría de Gestión Comunal), a presidentes de Comunas involucradas. Nadie me contestó. Yo hacía hincapié en que todavía se podía revertir. Evidentemente no hicieron nada. En diciembre, cuando las plantas ya tendrían que haber brotado y aún no había sequía, volví al relevamiento. Conté un 33% de árboles sin brotar en una cuadrícula entre las Comunas 5, 6 y 7, y más del 50% en el corredor del Parque Sarmiento», afirma Anaya.
Entre los errores que detectó al momento de la plantación, señala «mala calidad de plantas, plantaron donde había un agujero o una plantera vacía, sin abrir nuevas; plantaron donde no debían, en ochava o al lado de una entrada vehicular. Una plantera estaba atravesada por un caño pluvial y plantaron igual, no observaron que había problemas de acumulación de agua en el subsuelo y si no se drena el exceso de agua los árboles se secan».
El relevamiento realizado por Anaya a fines del año pasado fue previo a la ola de calor de diciembre. «Si antes había un 33% sin brotar, ahora hay más por la sequía. Pero en la ciudad tendría que haber habido mantenimiento. Con riego eso se solucionaba. No podemos hablar de sequía como la culpable de tener más fallas que lo normal. Y ya antes el porcentaje de secos era alarmante», advierte el arbolista e ingeniero agrónomo.
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