El aislamiento puso las cartas sobre la mesa y ahora todos están viendo esto de cerca. Nosotros venimos diciendo, desde que comenzamos a registrar (en 2015) estos casos, que el lugar más peligroso para las mujeres es el propio hogar porque allí es donde más femicidios se cometen, indicó Laura Lala Rothberg, integrante del observatorio.
Asimismo, el estudio dejó en claro un dato alarmante que desde el observatorio insistieron en recalcar: el agresor está, la mayoría de las veces, puertas adentro de casa. Es que el 78% de los asesinatos tuvieron lugar en la vivienda de la víctima, el 8% en la vía pública; el 6% en una vivienda familiar; y el 2% en la vivienda del agresor.
Nosotras vimos que, de las 49 mujeres asesinadas en la cuarentena, 12 de ellas tenían medidas restrictivas como una perimetral o una denuncia hecha. Entendemos que la Justicia llegó tarde, porque esas mujeres pudieron llegar hasta la Justicia y, sin embargo, fueron asesinadas. Por este motivo, creemos que debe haber un desafío que consista en ver cómo la Justicia puede tener un mayor control de las medidas que adopta, ya que vemos siempre que se violan esas medidas por parte de los femicidas, explicó Rothberg.
El 53% de los femicidas fueron la pareja de la víctima y el 15% la expareja, es decir, un 68% de vínculos cercanos con las mujeres asesinadas.
Por otro lado, sobre los otorgamientos de prisiones domiciliarias a cientos de presos producto de la pandemia del Covid-19 que azota a la Argentina, la integrante del observatorio afirmó: Nosotras pensamos como los familiares de las víctimas, creemos que no tiene que haber prisión domiciliaria para ningún preso por delitos sexuales o por violencia de género.
Entendemos que existen los derechos humanos y la problemática de la sanidad, ningún derecho va por encima de otro, pero en casos de delitos sexuales o que tengan que ver con homicidios agravados por el vínculo o femicidios no pueden ser contemplados de la misma manera que delitos menores, porque sí, corren peligro las víctimas, y porque sería una burla hacia ellas, agregó.
Finalmente, Rothberg concluyó: Es un juez el que firma la liberación y en ese caso no está teniendo en cuenta qué le pasa a las víctimas y a sus familias».
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