Así está quedando la Pirámide de Mayo
— 28 mayo, 2017 0 71Secretos y detalles de la restauración
Un equipo de ingenieros, historiadores, arqueólogos y restauradores encabezado por el arquitecto Marcelo Magadán tiene a cargo la última obra de restauración, una iniciativa de la Dirección General de Espacios Verdes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, que modificará la apariencia de la histórica Plaza de Mayo.
“Estamos restaurando este monumento que es un ícono para nuestra ciudad por su valor histórico y cultural”, dijo el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Eduardo Macchiavelli.
La obra comenzó a fines de diciembre de 2016 y está previsto que finalice a mediados de junio. Pero mañana, durante la Fiesta Patria, se descubrirá una parte del monumento para que quienes pasen por la Plaza de Mayo puedan conocer el avance de la obra.
En cuanto a las tareas a realizar el equipo esta encargado de restaurar el monumento (que presenta problemas de humedad y malas intervenciones), y las cuatro esculturas que habían sido retiradas en 1912 y que ahora se volverán a colocar al pie de la pirámide (que tenían pintadas y daños en las caras y extremidades). Además, realizaron la primera intervención arqueológica sistemática en Plaza de Mayo.
El arquitecto y director general de la obra de restauración, Marcelo Magadán, dijo a Télam que tienen previsto para celebrar el 25 de mayo terminar la parte alta del monumento. Y agregó: “Nosotros vamos a seguir trabajando en la parte baja. Hay que corregir el problema de la humedad ascendente, el cimiento de la pirámide no tiene ninguna barrera de protección con respecto a la humedad. Por eso se sacan todas las capas de pintura y se hace un revoque nuevo compatible con el original”.
Además, tienen planeado realizar una vereda perimetral de aproximadamente 1,20 metros para alejar la tierra mojada de la mampostería y reemplazar la baranda por una reja de 3 metros de altura, para preservarla de pintadas o daños por actos vandálicos. Estiman que la obra culminará a mediados de junio.
La historia de la Pirámide de Mayo se remonta a 1811, cuando fue construida por Francisco Cañete para festejar el primer aniversario de la Revolución de Mayo. La levantaron con ladrillos y la llamaron “Columna del 25 de Mayo”.
Hacia 1856, el monumento se encontraba muy abandonado por lo que fue intervenido por el arquitecto Prilidiano Pueyrredón, quien la hizo más alta. Además en una de las caras del obelisco se agregó un sol y en las cuatro restantes coronas de laurel. En la base, en sus cuatro lados se colocó el escudo nacional argentino.
Además, el escultor francés Joseph Dubourdieu sumó la figura de la Libertad, que se encuentra en la parte superior y las estatuas de la industria, el comercio, las ciencias y las artes, que se colocaron en los cuatro ángulos del pedestal. Estas últimas fueron reemplazadas en 1878, porque se encontraban en muy mal estado, por otras de mármol blanco (figuras que representan la geografía, la astronomía, la navegación y la industria), que el Banco Provincia tenía en su sede central y había donado a la municipalidad.
Francisco Girelli, responsable de la investigación histórica del proyecto de restauración actual, comentó a Télam que entre 1878 y 1912 hubo alguna intervención en la Pirámide para repararla, pero nada relevante.
En 1906, se proyectó realizar para el Centenario de 1910 un monumento más grande que debía encerrar en su interior a la Pirámide, algo que nunca se concretó. Y también planearon cambiar su ubicación, llevarla al centro de la Plaza de Mayo. Eso recién ocurrió en 1912, bajo la dirección de Anselmo Borrel, cuando se trasladó al sitio actual, 63 metros más al este de donde se encontraba originalmente.
Girelli contó que para el traslado retiraron las estatuas, para que sea más liviano: «No se volvieron a colocar, quedaron en un depósito municipal y recién en 1972 fueron ubicadas en la intersección de las calles Defensa y Alsina».
Por el momento, trabajan en la restauración de la Pirámide y de las estatuas que se volverán a colocar en los pedestales del monumento, volviendo así al aspecto que tenía hace 105 años atrás.
“La restauración de la Pirámide de Mayo surgió en el marco de un proyecto de la recuperación de la Plaza de Mayo, que aún no comenzó, pero esto es parte de ese proceso”, dijo Magadán, e hizo referencia a la tarea encomendada: “Resultó mucho más compleja de lo que estaba previsto originalmente. Nos encontramos con muchas capas de pintura, y la consigna era volver a recuperar la superficie original. Había lugares que tenían hasta 12 capas de distintas cosas, como enduido, pintura, revoque, cemento”.
“Había una mampostería muy húmeda, por lo que la capa superficial estaba totalmente desprendida, tuvimos que sacarla, buscar una superficie firme sobre la cual poder trabajar, y eso hizo que tuviéramos que remover el 100% de los revoques de la Pirámide que no eran originales. Original queda la mampostería, que es de ladrillo común asentado en una mezcla de cal, típico de la época”, agregó.
Al respecto Marta Zaffora, restauradora a cargo de la intervención en la Pirámide, contó a Télam que todas las restauraciones estaban mal hechas. «Por ejemplo, los pilastros, donde van las esculturas, en su momento estaban bien hechos, tenían los goterones para que el agua decantara. Y descubrimos que en la restauración anterior los habían tapado y que eso era lo que provocaba humedad, que no sólo venia de los cimientos», agregó.
Además, en distintos lugares de la parte baja de la pirámide tuvieron que rehacer las molduras decorativas, porque prácticamente habían desaparecido.
Zaffora dijo que usaron un mortero especial porque uno común no iba a soportar tanta intemperie. Se trata de un mortero que se usa para restauración y es símil piedra.
La pirámide se está cubriendo con pintura a la cal, que es la más compatible con la estructura. Y la punta de la lanza, de aluminio, con pintura poliuretánica.
La figura de la Libertad
La escultura de la Libertad es de ladrillo, de mampostería, revocada y tallada. La restauradora Zaffora contó que: “Todo lo original estaba en condiciones. Al retirar la pintura se vinieron abajo los revoques. La cara de la escultura, los ojos no se veían por la de capas que tenían. Todo se decapó al cien. Además se retiró parte del brazo que sostiene a la lanza porque estaba atado con alambre y se modeló lo que era necesario en el lugar”.
Al respecto, Magadán agregó que el asta de la lanza es de acero de la época: «La punta seguramente se pudrió y quedaron restos de madera. Trabajando en base a las imágenes y por proporciones se hizo primero un croquis, se paso a autocad y de ahí a un modelo digital en 3D en resina, plástico. Y ese modelo se mandó a la fundición para hacerla de aluminio. Además se le grabó R2017 para que el día de mañana se sepa que no es original”.
El regreso de la esculturas
La idea de que las esculturas volvieran a estar en la Pirámide fue una propuesta de hace unos años atrás, del doctor Daniel Schavelzon, y Espacios Verdes decidió que si se restauraba el monumento que volviera a tener las esculturas que había tenido hasta 1912.
Miguel Crespo, quien estó a cargo de la restauración de las esculturas, manifestó que la restauración de las estatuas lleva 3 meses aproximadamente: «Presentaban inscripciones en marcador permanente, que han sido muy difíciles de poder quitar, ya que se encontraban en un lugar que no tenían ningún tipo de resguardo”.
“Hay mucho material de reemplazo, como narices y dedos…utilizan materiales reversibles, inocuos y discernibles”, agregó.
Las primeras excavaciones en Plaza de Mayo
Es la primera intervención arqueológica sistemática que se realiza en Plaza de Mayo. Se realizó durante los meses de diciembre de 2016 y enero. “Nunca antes se había realizado a pesar de la relevancia e importancia que tiene el espacio”, dijo el arqueólogo Ricardo Orsini, encargado junto a Flavia Zorzi de la excavación.
“Hay que destacar que en el marco de una obra pública se haya convocado a arqueólogos para llevar a cabo una tarea preventiva, una linea alternativa destinada a recavar evidencias en el marco del proyecto de restauración del monumento”, agregó.
Los objetivos del equipo de arqueología eran conocer la historia de la pirámide desde que se traslado hasta el día de hoy, hallar algún tipo de evidencia que tuviera que ver con el momento del traslado y saber cuales eran los cimientos sobre los cuales esta apoyado el monumento.
Los arqueólogos pudieron apreciar que en 100 años el monumento perdió cerca de un metro de visibilidad, debido a las distintos trabajos de parquización que se hicieron a su alrededor. En tanto, los cimientos fueron hallados a casi dos metros de la superficie actual.
“Pudimos observar diferentes intervenciones que tuvo la pirámide, como rasqueteos, blanqueos y repintadas que se quedaron plasmados en un polvillo de pintura que dividía diferentes niveles en una lectura de perfil, en donde se apreciaba niveles de granza, lineas de pintura, rasqueteo, nuevamente lineas de granza, lo que hace interpretar que la pirámide fue perdiendo visibilidad”, dijo Orsini.
En cuanto a los objetos que se hallaron, la mayoría están vinculados al monumento, como caños, cableados, portalámparas, que tendrían que ver con la iluminación que la pirámide en tuvo en algún momento. También encontraron fragmentos de macetines, cerámicas de terracota, relacionados con la plantación que ha tenido a sus alrededores en la década del 50. Rescataron además una medallita religiosa, un casquín de bala, un pedacito de un pocillo de café, clavos y fragmentos metálicos muy alterados y con un alto avance de oxidación. Todo está en proceso de restauración y la idea es exhibirlos en un futuro próximo.
Con respecto al momento del traslado, las imágenes de la época muestran que se había hecho a través de rieles de madera apoyados en pilares de mampostería, pero no se encontraron evidencias de eso.
“A través de la arqueología se confirmaron evidencias que había en registros fotográficos y documentales. Hay que destacar que durante la intervención no se encontró ningún tipo de registro de objetos materiales anteriores al momento del traslado”, afirmó Orsini.
(Por Analía Gómez) Fuente: Télam
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