LAS PUERTITAS DEL SR. LÓPEZ

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Buenos Aires Sos (BAS).- Junio 2007.- «Con esta historieta y algunas de sus hermanas se ha producido una verdadera revolución estilística del género -que no es, obviamente, meramente formal- sólo equivalente a la operada con la aparición de las revistas de Oesterheld en 1957.» Escribió Juan Saturain, en el prólogo a la edición de La Urraca. El Sr. López lleva una vida miserable. Es un hombre cincuentón, bajo, un poco calvo, y en extremo introvertido y sin carácter. Trabaja en una oficina donde es explotado, está casado con una mujer que lo domina completamente, carece de opinión para cualquier cosa y pasa prácticamente inadvertido, como no sea para ser maltratado. Ni siquiera conocemos su nombre, hasta la esposa lo llama López. En definitiva, el Sr. López es un pusilánime. Cuando López se siente incómodo recurre invariablemente a una solución: se dirige al baño, abre la puerta y entra. El baño es el lugar de la intimidad, el recurso para aislarse. Aunque del otro lado de la puerta lo espera un mundo fantástico, donde López se permite hacer las cosas que en la realidad no se atreve, donde encuentra explicaciones a sus padecimientos o, también, la ratificación de su pobre condición. No siempre el otro lado es complaciente. Fue creada por Carlos Trillo en guión y Horacio Alturna en dibujo, logrando uno de los mejores momentos de la exitosa dupla, aunque el Sr. López insista en burlarse de los autores, quizás como venganza, en el título de cada entrega. López es un antihéroe, incapaz de la más mínima aventura, y sus padecimientos se transforman en una forma de revelación de las miserias humanas. Con Las puertitas del Sr. López la historieta adulta se abre a nuevos campos. Cuenta Alturna: «La historia trataba de un tipo muy pusilánime; era una visión de la Argentina bajo la dictadura. Nosotros la hacíamos pensando que estábamos bajo ese régimen». Comenzó a publicarse en 1979 en la primera época de la revista de ciencia ficción El Péndulo, de la que salieron sólo cuatro números. Luego pasó a la revista Humor, donde se publicó hasta 1982, cuando Altuna se radicó en España. La historieta fue adaptada al cine en 1988, con Lorenzo Quinteros en el papel del Sr. López. (Artículo publicado en Historieteca,, historieta argentina)

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