JÓVENES QUE VEN FUTURO
— 12 noviembre, 2009 0 2Buenos Aires Sos.- Noviembre 2009.- (Por Cecilia Marisco).- En el barrio porteño de Almagro, en un pasaje escondido a metros de la Avenida Rivadavia, se ubica la Biblioteca Argentina para Ciegos (BAC). Allí, desde 1924, muchas personas que tienen problemas visuales se acercan para llevarse un libro y encuentran contención y proyectos que fortalecen la vida de cada uno de esos lectores.
Andrea Grassia tiene hoy veintitrés años pero ya desde muy chiquita camina los pasillos de la biblioteca; es, además, una de las que comenzó con el Grupo de Jóvenes. “Empecé acá teniendo clases de expresión corporal y me llevaba libros. Venía como usuaria desde los seis años y después sentí que podía colaborar con una institución que me aportó y que aporta a muchas personas ciegas”. Una persona sin problemas visuales no imagina los miedos que puede tener un joven ciego para comenzar a moverse solo. Por ejemplo, una caída por las veredas rotas de la Ciudad, bajarse mal del colectivo o simplemente chocar con una persona que tiene la vista puesta en su celular. Andrea cuenta su experiencia y se emociona: “Cuando empezamos a trabajar en equipo no salía sola. Me llevaban, me traían, me acompañaban. Y el ver que mis compañeros iban, venían y se animaban me cambió la vida. Y a los 19 años empecé a moverme de forma autónoma, de hecho al primer lugar que llegué fue a la biblioteca y con una emoción terrible. Ahora me cargan en mi casa porque no estoy nunca”. Eso también es BAC.
El Grupo de Jóvenes nació en el 2005 para participar en la Feria del Desarrollo Juvenil. Allí presentaron el proyecto de la revista Braille Joven, que fue seleccionado y consiguió el subsidio para poder empezar a difundir información independiente, que fue el motivo que los movilizó a crearla. “Fue impresionante porque en realidad fue todo una lucha poder alcanzar esto”, cuenta Andrea con gestos de alegría que acompañan sus palabras. La revista editada en papel Braille, en la imprenta de BAC, era distribuida también en audio. Los mismos redactores leían las notas en el estudio de grabación de libro parlante (donde se editan libros leídos) con el que cuenta la biblioteca. Desde el 2008 Braille Joven dejó de ser editada no sólo por cuestiones económicas, sino también porque sus integrantes decidieron repensar la forma para volver a largarla.
La integración de la que habla el Grupo de Jóvenes no queda en palabras. Se hacen hechos en las actividades que proponen. Por ejemplo, las visitas guiadas al Museo Participativo de Ciencias en el Centro Cultural Recoleta y a la casa de Ernesto “Che” Guevara en Alta Gracia, Córdoba. Un taller de Braille al aire libre para toda la comunidad en la Ciudad de Buenos Aires. Viajes a la Isla Martín García y Chapadmalal en la provincia de Buenos Aires. “Lo que nosotros intentamos hacer es que sean actividades gratuitas para que nadie tenga que pagar para sumarse al proyecto”, aclara Andrea.
“El hecho de que nos acerquemos a otros chicos, que abramos el panorama y que jóvenes de otras provincias puedan saber de qué se tratan las actividades que encaramos, puede llegar a generar otros grupitos como éste en otros lados”, se ilusiona el grupo en la voz de unas de las participantes más comprometidas.
El financiamiento de esta organización no gubernamental es genuina: sus socios aportan una cuota y así van cubriendo distintos gastos. Andrea, que también es vocal dentro de la comisión directiva que se renueva cada año en una asamblea general con los socios, cuenta que “muchos socios son usuarios de la biblioteca y hay otros que son voluntarios y vienen a poner el cuerpo, por lo cual conocen las necesidades de BAC”.
Las palabras de Andrea no dejan lugar a la duda. Cada instante de la vida de este grupo es para ir para adelante y no frenar nunca, “somos los jóvenes los que podemos encontrar el motor de lucha ante tanta resignación, sobretodo con lo que tiene que ver con discapacidad, y tener optimismo”. Por eso es que tienen sueños, proyectos, objetivos que miran siempre al frente: “uno de los sueños es que a las personas ciegas nos vean como personas, más allá de la dificultad visual y por supuesto seguir logrando el acceso a la información, a la educación y al trabajo”.
Andrea habla y enseña; da lecciones de vida. Los integrantes del Grupo para Jóvenes conjunto con el BAC son un ejemplo de cómo saltar los obstáculos más difíciles e ineludibles: aquellos que nos deparó la propia vida.
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